viernes, 23 de marzo de 2012

EL ROMANTICISMO (V): MÚSICA PARA PIANO

Durante el siglo XIX, el piano fue el instrumento rey, estando presente en todas las casas burguesas que se preciaran. Se multiplicaban las veladas privadas, por lo que cada vez se demandaba más música para este instrumento. Sus características sonoras lo hacían apto para desarrollar nuevas formas musicales, como los nocturnos, mazurkas, valses, estudios, polonesas... aunque también se desarrolla la sonata, tomando a Beethoven como punto de partida.

Frédéric Chopin (1810-1849), compositor polaco, se dedicó casi exclusivamente al piano. Aparte de sus 3 sonatas, la mayor parte de su producción pertenece al género de pieza breve con forma libre, que exigen de sus intérpretes una gran técnica y un alto sentido del rubato (es decir, libertad en el tempo musical). Escucha el Nocturno op. 9 nº 2 en mi bemol mayor (1830):


El género del estudio (pieza que desarrolla algún aspecto técnico) tuvo en Chopin a uno de sus más grandes representantes, como en este Estudio op. 10 nº 1 en do mayor (1829), interpretado por Vladimir Ashkenazy:


El húngaro Franz Liszt (1811-1886), niño prodigio, desarrolló la primera parte de su carrera como compositor e intérprete para el piano, necesitándose de l@s intérpretes una endiablada técnica. Destacan sus cerca de 400 transcripciones de otros compositores, piezas breves y sonatas. Escucha la Rapsodia Húngara nº 6 en Re bemol mayor (1853) a cargo de Martha Argerich:


Otros compositores románticos para piano son Schubert, Schumann o Mendelssohn. De Schumann son conocidas sus Kinderszenen (Escenas infantiles), op. 15 (1838), entre las cuales está este Träumerei (Ensoñación), interpretado por Vladimir Horowitz:


Franz Schubert compuso sonatas, impromptus (composiciones de carácter improvisatorio y libre), danza y su Fantasía Der Wanderer en do mayor. Escucha el Impromptu op. 90, nº 2, en mi bemol mayor (1827), a cargo de Christian Zimerman:













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