lunes, 29 de agosto de 2011

EDAD MEDIA (I): MONODIA RELIGIOSA

La Historia de la Música comienza con los primeros documentos que contienen notación musical, es decir, hacia el siglo IX, aunque este arte es consustancial al ser humano, existiendo desde los albores de la Humanidad. Su evolución desde la Prehistoria, pasando por las civilizaciones asiria, egipcia, mesopotámica, griega y romana, nos lleva a la Edad Media (entre los siglos V y XV de nuestra era). De la civilización griega heredó la concepción ética de la música, surgida de Platón, el estudio teórico recibido de Pitágoras y difundido por Boecio (480-525), Casiodoro (485-580) o San Isidoro de Sevilla (560-636) y algunos instrumentos, además del uso de las escalas de 7 sonidos. De los hebreos recibiría la importancia del canto en el culto, con sus largos melismas. 

Durante la Edad Media se estudiaba en las universidades la Música en el quadrivium, conjunto de disciplinas que incluían, además, la Aritmética, la Geometría y la Astronomía. 

El culto cristiano utilizó la música para otorgarle a la liturgia un sentido de solemnidad y misticismo, al tiempo que hacía partícipes a los fieles, con sus respuestas a las palabras cantadas por el oficiante. A la diversidad de liturgias en Occidente (galicana, ambrosiana, mozárabe...), respondió el papa Gregorio I El Magno (540-604) recopilando los cantos religiosos (todos anónimos) en el Antiphonarium Romanum, y unificando la liturgia, con fines más de índole política que teológica: es el canto gregoriano.

Escucha un ejemplo de canto gregoriano en este Alleluia, a cargo de los monjes del monasterio de Silos:


El canto gregoriano fue el primero en Occidente para el que se creó un sistema de notación musical, los neumas, signos que, colocados sobre el texto, indicaban de forma aproximada la dirección de la melodía:



En el siglo XI se comienzan a añadir líneas paralelas para escribir los signos musicales, que ya indican duraciones (notación cuadrada): es el tetragrama. Esta innovación fue debida al monje benedictino italiano Guido d'Arezzo (991-1050).


A los melismas (largas líneas melódicas sobre una sola sílaba) del canto gregoriano se le añadieron textos latinos, primero como función mnemotécnica (es decir, para reforzar el aprendizaje de la melodía), luego como piezas independientes: son los tropos y secuencias. Las secuencias son piezas sacadas del amplio melisma del Alleluia, como este Veni Sancte Spiritus:



lunes, 1 de agosto de 2011

EL ROMANTICISMO (IV): LA ÓPERA ALEMANA.

Durante el romanticismo temprano (1815-1830), en la ópera alemana se tratan temas basados en leyendas populares, lo sobrenatural, la naturaleza... Destacan E.T.A. Hoffmann (1776-1822), Ludwig Spohr (1784-1859) pero sobre todo Carl Maria von Weber (1786-1826), con su ópera Die Freischütz (El cazador furtivo) (1821), del que puedes escuchar el coro de los cazadores del tercer acto:


Pero el gran referente de la ópera alemana, y que cambió el rumbo de la música fue Richard Wagner (1813-1883). Su vida, llena de cambios de residencia en toda Europa, participación en movimientos revolucionarios, publicación de ensayos musicales y políticos, algunos polémicos por antisemitas, una vida sentimental ajetreada, va a la par de su obra. Promovió la construcción del teatro de la ópera de Bayreuth, inaugurado en 1876 y destinado en exclusiva a la representación de sus óperas.

En sus óperas, que Wagner elaboraba en su totalidad (libreto, música, escenografía), introduce el concepto de leitmotiv (motivo conductor), un fragmento musical asociado a una idea, una situación o a un personaje.

De entre sus muchas óperas, es difícil elegir alguna, pero veremos dos de ellas que han marcado un antes y un después. Tristan und Isolde (1859), que con su lenguaje ultracromático marca el rumbo del atonalismo del siglo siguiente. Escucha el aria final de este drama Liebestod (Muerte de amor): 


La Tetralogía del Anillo, que como su nombre indica, está formada por cuatro óperas (Das Rhiengold -El Oro del Rhin-, Die Walküre -La Valkiria-, Siegfried -Sigfrido- y Götterdämmerung -El Ocaso de los Dioses-).

Asistimos aquí al momento en que Sigfrido mata al dragón Fifner:


Durante el llamado Post-Romanticismo, ya en el siglo XX, destaca Richard Strauss (1864-1949), con Salomé (1905), Elektra (1908), Der Rosenkavalier (El Caballero de la Rosa) (1911) y Ariadna in Naxos (1912), entre otras óperas. En ellas el lenguaje tonal se exprime al máximo. Aquí, Salomé canta ante la cabeza de Juan Bautista, en la escena final de esta ópera: